domingo, 27 de octubre de 2013

SINTETIZADOR DE IDEAS

- El sufrimiento lo tengo muy presente; en el pasado.

- Estamos tan ocupados conteniendo nuestras emociones que no conseguimos soñar con lo infinito de nuestras posibilidades

- Dependemos de lo que no entendemos...entender esto, es despertar

- Lo peligroso de alejarte de alguien sólo para que te eche de menos es que, quizás, lo que hará será olvidarte

- Vivir enfadado por motivos que nisiquiera  identificas es tan estúpido como justificarlos para que sigan escondidos

- De verdad que es agotador tratar de vivir distinto

- Con suerte, el consumismo terminará consumiendo al propio humano y así la Tierra, volverá a ser de quien es

- Mirar al cielo buscando formas en las nubes y no encontrar nada sólo tiene dos explicaciones. Una es, que careces de imaginación suficiente para lograrlo. La otra, y más probable, que está despejado

- El sentido común resulta desesperante para gente con sentido común

- Una idea, vale más que mil palabras. Una imagen, suscita más que mil ideas. Una palabra, calma más que mil imágenes

- Todo es tan efímero, que el tiempo de escribir esta frase, ya no significa nada

- Si el amor llenara el mundo, el temblor no tendría lugar

- Vivir sin miedo. Vivirte sin miedo. Vivir sin temerte. Vivir.

- Me habría gustado vivir en el futuro, ese que aún no se ha dado, ese en el que lo loco será fomentar patología

- Se acaba el mundo en 5 segundos. ¿Qué coño importan los zapatos de Prada? Ni siquiera importa que no importen...

- Las verdades duelen. Háblate de verdad, y lo comprobarás. Sigue dañándote sin verdad, y te creerás

- Creo que dudar es no creer seguro en nada más que en esta frase...y eso...creo

- Yo digo que despertemos ya todos del atontamiento y terror emocional


martes, 1 de octubre de 2013

TENIA SUEÑO

Tenía sueño. Un sueño terrible, un sueño tronador, sueño en pleno clamor. Tenía sueño desde que despertó aquella mañana, se diría incluso que desde que pensó en despertarse. Los párpados le pesaban toneladas, sus pupilas suplicaban descanso, sus piernas anhelaban parar. Tenía sueño. Un sueño curioso, un sueño incesante, un sueño espantoso. Como de alguien que no ha conseguido dormir para llevar a cabo el día. Como de alguien que sueña con volver a soñar.
Se sentó en un precioso banco de un agradable jardín de una magnífica ciudad en la que vivía su monótona vida. Se sentó a leer, o eso se dijo excusando el querer descansar. Abrió el libro sin prestar demasiada atención a la página por la que lo hacía. De entre las páginas, un trozo de papel se deslizó hasta sus piernas. Miró con atención el papel que, doblado, parecía guardar el más importante de los secretos. Acercó su mano derecha a él. No recordaba haberlo colocado ahí. Tenía sueño, mucho sueño, pero en ese instante ganaba la curiosidad; ganaba el sueño de saber. Súbitamente, sus piernas comenzaron a temblar. Era raro, pues no se sentía nervioso. El temblor hizo caer el papel al suelo, en medio de un charco. Tenía sueño, y no entendía por qué le temblaban tanto las piernas, pero se agachó a por él. Estaba empapado y trató de abrirlo sin romperlo. A través del papel mojado se adivinaban unas tímidas letras que parecían querer seguir guardando el dichoso secreto. Tenía sueño, le temblaban las piernas, y empezaba a hacerse tarde. Desdobló parte y alcanzó a leer una exclamación y una 'd'. El corazón le dio un brinco cuando leyó lo siguiente. '¡Despierta!', rezaba el papel. De golpe, abrió los ojos. Estaba en su casa. Estaba en su cama. Empapado en sudor, con sus piernas temblando, con el sueño inquieto. Tenía sueño, mucho sueño.