miércoles, 23 de marzo de 2011

ME MADURO MAÑANA

Menudo margen mágico mantiene mi mundo mientras mi mente me miente.

Me miente más que mis miedos más maduros. Más que mis mismos modelos malintencionados.
Murmullos de miedos mal mecidos. Murmullos mudados en mala música ¿merecidos?
Mantengo mi molestia mientras me mezco magullada.

¿ Me mimaré más?

Menudo mamoneo manejo, ¿maduraré? Sí, maduraré más o menos ..............    

                        
......MAÑANA



jueves, 17 de marzo de 2011

YO CREO...

... que hay que responder siempre con AMOR


El problema es que para eso, hay que despojarse del temor. Del temor de amar, del temor de temer, del temor de ser temido, del temor de temerse, del temor de no amar, del temor de no ser amado, del temor de no amarse, del temor desconocido, del temor principal y del temor original (por ser el origen, no por creativo)

Y para despojarse del temor, hay que entenderlo. Y  entenderlo no es  decirlo. Y decirlo no es aceptarlo. 
Eso si, aceptarlo ES despojarse del temor
Yo creo...
.... que hay que responder siempre con AMOR




lunes, 14 de marzo de 2011

¿QUÉ DIJO EL ZORRO EN EL PRINCIPITO?



LO ESENCIAL 
ES INVISIBLE A LOS OJOS
SI ERES CAPAZ DE VER
MÁS ALLÁS DE TUS NARICES
CON LA INTELIGENCIA Y NO CON LA COSTUMBRE
ASÍ TU CEREBRO
ES Y SERÁ SIEMPRE ESO:
LA POSIBILIDAD DE DESVIARTE DE UN PENSAMIENTO LINEAL Y
ESTÚPIDO




" Tus ojos pueden engañarte, no confíes en ellos " -Obi-Wan (Ben) Kenobi, Star Wars, 1977


domingo, 13 de marzo de 2011

NUNCA ME MENTISTE

- ¡Maldita sea! - masculló.

             Las 9:12. Hacía 2 minutos que tendría que haber salido de casa, pero no encontraba el otro zapato. Miró el reloj con rabia, como culpándole de su propia desgracia. Bajo ningún concepto podía llegar más tarde de las 10 y, por supuesto, la cita era en la otra punta de la ciudad. ¡Pero dónde se había metido el dichoso zapato! Buscó por toda la casa, corriendo frenética de un lado para otro. Era la cita más importante de toda su vida. Se sintió mareada.
            
            Vivía en un pequeño ático de París. No era gran cosa, pero desde luego era algo que había conseguido por ella misma, lo primero quizás. Odette siempre había tenido una vida en la que todo le había sido dado en mayor o menor medida. Nunca le había faltado comida, ni ropa, ni libros para la escuela, ni una cama donde dormir. Nunca había tenido problemas de salud, que ella recordara, salvo aquel sarpullido doloroso que le salió una vez en la espalda y esas dos gripes que le mantuvieron presa de la cama y la fiebre durante unos días.. Desde luego recibió una magnífica educación en las mejores escuelas de la ciudad y desde bien pequeña aprendió a tocar el piano. Tocar el piano le hacía libre. Libre de volar a donde ella quisiera, casi siempre lejos de la perfección que de ella se esperaba. Su madre siempre le había vestido de una manera hortera, pero a ella no le importaba, ya que adoraba la manera que tenía de mirarle cuando, colocándole la diadema le decía: ¡ya está! ¡qué guapísima estás! Y su padre reía fuertemente a su lado y complicemente le decía: ¡ si es que aunque se empeñe en ponerte fea, no lo consigue! No recordaba ni una sola vez en la que le hubiera pedido algo a su padre, y este no se lo hubiera concedido. Bueno sí, ahora sí. Aquella vez en la que después de un domingo de playa, ante un sabroso helado de chocolate, le pidió por favor que nuca se muriera y él le contestó que siempre estaría con ella. Y ahora, que hacía una semana que le había enterrado, estaba convencida de que aquel día, él le mintió. Y le odiaba por ello. Les odiaba a los dos, por haberla abandonado.

             Buscó por tercera vez bajo el sofá, por cuarta bajo la cama, por segunda en el baño. Hasta abrió el frigorífico. ¿Estaba perdiendo la cabeza? Desde luego que la respuesta habría sido sí, si lo llega a encontrar ahí. Miró hacia la lavadora y lo vió. Entre el montón de ropa sucia reconoció un tacón, que vergonzoso, asomaba. Lo asió y se lo puso mientras saltando sobre la otra pierna se acercaba a la puerta y se prometía empezar a ser un poco más ordenada. Llaves, teléfono, cartera, tarjetas, el pase del metro...comprobó que todo estuviera en el bolso y salió por la puerta. 

            Las 9:17, tarde, llegaría tarde. Pero bueno, los médicos siempre van con un poco de retraso. Quizás contaba con cinco minutos más. ¡Ojalá!. Corrió hacia el metro, bajó, cruzó el torno y sin mirar los carteles, se dirigió a su andén. Llevaba tanto tiempo viviendo en ese barrio, que para la mayoría de trayectos, no tenía que consultar ningún mapa, ni pensar activamente lo que iba a hacer. Su costumbre le llevaba de manera automática así, sus ojos, eran libres de centrarse en otras cosas, seguramente mucho más importantes y bellas. Aquella era una mañana particularmente bonita en el metro, pero ella ni lo percibió. Sus ojos eran libres, pero su mente no. ¿Cuales serían los resultados de las pruebas? Se sintió de nuevo mareada. Sacó una pequeña botella de agua y bebió un sorbo. Respiró hondo. Mucho mejor.

            Las 9:57. Bajó del metro y salió a la calle. Llovía, pero ella no llevaba paraguas. Había salido tan rápido de casa que ni se le ocurrió comprobar el tiempo que hacía. Recorrió la calle Vagiard, torció a la derecha por Daviel tan rápido como le permitieron sus temblorosas piernas, y llegó frente a la puerta del Doctor Rousseau. Llamó al timbre. La enfermera debió de tardar unos segundos en responder, pero a ella le parecieron horas. Subió por las escaleras. La puerta estaba entreabierta. Se paró ante ella y respiró profundamente, intentando llenar de fuerza cada vacío de lo que ella creía que era debilidad y que sólo era miedo. La empujó con timidez y presentó sus disculpas por llegar tarde. Le invitaron a que tomara asiento, el Doctor le atendería en unos minutos. En unos minutos sabría  lo que le pasaba. Se volvió a sentir mareada. Cerró los ojos y apoyó la cabeza contra la pared. Pensó en su padre. Él habría sabido cómo calmarle. Le habría agarrado de la mano, le habría dicho que estaba muy guapa para estar enferma y le habría contado la película que había visto la noche anterior, destripándole el final. Y ella habría reido abiertamente, porque él tenía esa manera especial de contar las historias. Él cambiaba todo para que resultara más gracioso. Él hacía que todo resultara distinto, hasta lo grave. Él sabía cómo acompañar, y en su manera de acompañar nacía siempre una sensación de ayuda. Esa que ella estaba sintiendo al recordarle ahora. Y de pronto sintió que iba a llorar, y no podría hacer nada por evitarlo. Porque de pronto la rabia se esfumó. Ya no le odiaba por haberle mentido, él no lo había hecho. Porque él sólo le prometió que siempre estaría con ella, y eso era cierto, ahí estaba.  Haciéndole sentir a través del recuerdo.
        
              Llegó el Docotor y le invitó a pasar. Tras los saludos de rigor le preguntó si había pasado una mala racha. Por lo visto tenía un poco de anemia y podía estar sometida a demasiado estrés.


- Sí Docotor, he estado un poco estresada. Es que hace una semana perdí a mi  padre. Pero no se preocupe, que lo acabo de encontrar.

              Salió de la consulta sonriente y se fue a tomar un delicioso helado de chocolate con su padre. Eso ya nadie podría quitárselo jamás.

sábado, 12 de marzo de 2011

REFLEXIONES DE UN VIAJE EN METRO

Voy mucho en metro, mucho. Y pienso poco en lo que pasa en él. Demasiado poco.

Gente ¿verdad? sólo es gente que te cruzas, que tienen otro camino y desde luego otra función. Son los extras de tu propia película, pero jamás una película en sí.

Sin embargo, hoy he levantado el morro de mi propia e importantísima vida. Y ante mí, una chica lloraba. Con poco dolor si te fijabas en las lágrimas que asomaban tímidas en sus ojos y con una intensísima pena si querías oir aún cuando alguien no habla. El tintineo frenético de las llaves en una mano, el puño apretado en la otra. Un incesante balanceo del pie acompañado de un suspiro contenido en dolor. El mordisqueo nervioso del labio, el ceño fruncido de preocupación. Toda ella era tensión, y lo más importante, contención. Porque al mundo no le importa que sufras, ya sabe que lo haces, le importa que lo hagas en silencio, sin molestar.

Esa chica sufría, y lo estaba pasando mal. Y por encontrarse donde se encontraba no le quedaba otra que contenerse. Algo estamos haciendo mal cuando alguien está rodeado de gente y no sólo tiene que sufrir sólo si no que además, en la medida de lo posible, ha de no molestar.

Aparentar que todo va bien. Eso le importa a esta sociedad. La apariencia. Y el humano vive en sociedad, así que aparenta. El problema es que pocas cosas minan más a un humano que tener que aparentar lo que no se es, lo que no se siente.

Y no estoy hablando de pasar a vivir sin ningún tipo de control, no. El autocontrol no es lo mismo que la contención. La contención consiste en no dejar salir una emoción y el autocontrol consiste en controlar la velocidad de esa salida.

Todos lloramos, necesitamos apoyo. Todos sufrimos. Todos disfrutamos. Todos la cagamos, todos acertamos. Todos nos condenamos sin necesidad y todos nos perdonamos sin motivo. Todos pensamos tonterías y todos pensamos cosas relevantes. Todos somos felices y todos somos infelices.  

Todos somos optimistas, es sólo que las emociones condicionadas del pasado condicionan el optimismo haciéndonos creer que es pesimismo.

Si todos somos, pues seamos. Y mejor aún, dejémonos ser. Y para eso, no juzguemos.

Será un poco loco, pero el mundo está lleno de historias. Vivimos rodeados de historias. En el metro, en el bus, en la cafetería, en el restaurante, alguien estará infinitamente triste, alguien contento, alguien relajado, alguien angustiado. Habrá alguien que vaya a conocer a su nuevo sobrino y habrá quien irá a despedirse de su único y verdadero amor. Habrá alguien que viene del dentista, quien vendrá de su primera cita  y alguien de su primera ruptura.

Sólo nosotros somos capaces de cruzarnos tantas vidas y no ver ninguna, o peor, sólo ver la nuestra. ¡Qué pena! , ¿no?

EL SINTETIZADOR DE IDEAS

- Seguro que tengo alguna que otra sorpresa, pero ya me la daré

- Estaba pensando que dentro de lo que yo pienso hay tantas cosas impensables, que mejor lo dejo

- El chantaje emocional es tan listo que todos lo hacemos y nadie cree hacerlo 

- Si la felicidad existe o no, yo ya lo he decidido

- Yo no sé nada del amor. Sólo que me gusta tenerlo

- Yo no soy nadie. Eso sí, como nadie, lo hago muy bien

- Me rio yo del destino (esperando que no se ria de mi)

- La vida es tan corta que debería llamarse vi

- Recordar algo no significa entenderlo

- Las cosas condicionadas se vuelven condicionantes

- Lo absurdo de pensar raro es que muchas veces es mejor que pensar raso

- Admitir no es aceptar

- Tonterías se pueden decir muchas. Pero tonterías bien dichas, no tantas

- Nota a todos los pesimistas que desconocen serlo: porque un día empiece mal no tiene por qué terminar siendo un mal día

- La estupidez humana no tendrá límites, pero yo si

- El sicoanálisis tiene cosas que no entendiéndose, sólo el sicoanalizado entiende

- ¿Seguro que el mundo es redondo? Veo tanta gente cuadriculada...

EL GRAN DICTADOR - 1940 -


'' Lo siento pero yo no quiero ser emperador ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie si no ayudar a todos si fuera posible, judios y gentiles, blancos o negros.
Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así ,queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos. La buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.
El camino de la vida puede ser libre y hermoso; pero lo hemos perdido . La codiacia ha envenenado las almas , ha levantado  barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa. Pero nos hemos encearcelado nosotros . El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta, se perderá todo.

Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños víctimas de un sistema hace torturar a los hombres ly encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: "No desesperéis".

La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia,y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y lcaerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo, se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá.
¡ Soldados ! ¡ No os rindais a esos hombres, que en realidad os desprecian, que os esclavizan, reglamentan vuestras vidas;y os dicen lo que teneis que hacer que pensar y que decir. Os barren el cerebro, os ceban os tratan como a ganado y como a carne de cañón. No os entregueis a estos individuos inhumanos, hombres-máquina con cerebros y corazones de máquinas ! i Vosotros no sois máquinas ! ¡ No sois ganado!¡ Sois hombres ! ¡ Llevais el amor de la humanidad en vuestros corazones ! ¡ No el odio ! ¡ Sólo los  que no aman odian, los que no aman y los inhumanos!
¡ Soldados ! ¡ No luchéis por la esclavitud si no por la libertad !

En el capítulo diecisiete de san Lucas está escrito que el reino de Dios está dentro del hombre, ¡ no de un hombre o de un grupo de hombres, sino de todos los hombres ! ¡ En vosotros ! Vosotros, el pueblos tenéis el poder, el poder de crear máquinas, El poder de crear felicidad 'Vosotros, el pueblo, tenéis eL poder de hacer que esta vida  libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura. En nombre de la democracia, utilicemos ese poder, actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a los hombres trabajo, que de a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.
Con la promesa de esas cosas, las fieras alcanzaron el poder. ¡ Pero mintieron! No han cumplido sus promesas. ¡ Ni nunca las cumplirán ! Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido, todos a luchar para libertar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para terminar con la ammbición,  el odio y  la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo donde la ciencia, donde el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad ¡Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos !



miércoles, 9 de marzo de 2011

REFLEXIONES DE UNA PIEDRA

Soy una piedra, sin más. Una piedra normalita. No tengo especial característica en mi forma, no soy perfectamente redonda ni preciosamente imperfecta. Tampoco en mi color. Soy de un gris típico de las piedras. Ni demasiado claro ni demasiado oscuro. No te serviría para lanzarme a ras del agua y conseguir tres perfectos saltos antes de hundirme. Tampoco para caer y llegar al fondo del agua tras un sonoro ¡bloop!, porque tampoco peso tanto. Podrías sostenerme en tu mano, dandome vueltas, pero tu cabeza estaría bien lejos de mí. No creo que sea una piedra aburrida. Desde luego, para ser una piedra, tengo mis momentos divertidos, e incluso he oido a otras piedras comentar que yo tenía gracia.
Soy una piedra, sin más. De esas que te cruzas en tu vida y a la que nunca le has prestado atención. Eso sí, llevo aquí, en el mundo más tiempo que tú y seguramente seguiré cuando tú ya te hayas ido. He visto mucho. Y he visto mucho mayormente porque he observado mucho, al contrario que tú, que vives ''entimismado''. Es lógico la verdad, duras tan poco tiempo en la tierra que la mejor manera de evitar saberlo es pensar todo lo contrario y creer que te mereces ser eterno.
Qué pena de eslavón. El eslavón que se creyó cadena

Me he tragado cuarto y mitad de historia. Pasé la prehistoria sin pena ni gloria. Ya ves, ¡la Edad de piedra y yo no hice nada! Estuve a punto de convertirme en herramienta cuando un señor homo hábilis me miró, pero  mi prima la de Cuenca, que siempre había despuntado en la familia, le resultó más útil para abrir un coco. Y ahí me quedé, viendo como ese señor moría y el siguiente se erguía. Y claro, entonces empezaron a mirar hacia el cielo y dejaron de mirar al suelo y desde luego a las piedras pequeñas. Tengo una amiga que dice que tiene una amiga cuya prima es hermana de la novia de un menhir de los de Stonhenge. Toda una oda a mirar al cielo e intentar entenderlo.
Y a partir de ahí, el resto es historia. Ha llovido, ha nevado, ha hecho viento, he rodado, me he quedado estancada....y eso me ha dejado cicatrices. A ellas tú les llamas erosión, yo les llamo vida. Mi vida.

Y en todo ese tiempo, he visto homo habilis, homo erectus, Neandertales y hasta gente. Y te aseguro que la diferencia es abismal entre aquel que ni se planteaba el estar vivo mañana con aquel que no puede concebir el no estarlo.

Quizás algún día te sientes a mi lado, me cojas y me des vueltas mientras tu cabeza está lejos de mí. Otros ya lo han hecho, no me voy a ofender. Sólo te digo que si tuvieras la suerte de traer tu cabeza cerca de mi, allí donde estaba no te parecerá tan importante

Pero quién soy yo, sólo una piedra que se creyó eslavón.



P.D:  ¿cómo que menos da una piedra?