viernes, 18 de septiembre de 2015

AMOR

Amor. Del que tienes, del que añoras, del que te quejas, del que imploras. Amor de mierda. Amor bello. Amor que hace que uno se pierda. Amor plebeyo. Amor hasta hartarse. Amor hasta desquiciarse. Amor carente. Amor sin dos dedos de frente. Amor para tí. Amor para él. Amor para aquél. Amor y no sólo frenesí. Amor vacío. Amor ausente. Del que temes, del que buscas, del que no cejas, del que esperas. Amor de gente. Amor imitante. Amor complaciente. Amor que se aleja. Amor que se queja. Amor de pareja. Asqueante amor. Ulcerante amor. Terrorífico amor. Del que huyes, del que sueñas, del que dejas, del que te alejas. Amor inmenso. Amor propenso. Pensamiento de amor. Descarte de amor. Sumisión de amor. Amor de desamor. Desamor de amor. Vaciante, precioso, caótico, calmante, endiosante, chiribitoso, desquiciante, vacilante, fantaseante, asqueroso amor. Vaciante, precioso, caótico, calmante, endiosante, chiribitoso, desquiciante, vacilante, fantaseante, asqueroso desamor. Del que no te enteras, del que dueles, del que mueles, del que desesperas. Amor.

HONESTIDAD



No tiene sentido. Quizás no tenga que tenerlo. Ni lo tiene, ni se lo intuyo ni se lo huelo. Vivir tan cerca del miedo que la supervivencia te haga olvidarte de ti. Cagarte en todo hasta hartarte pero fingir estar bien. O quizás no fingir y sencillamente quejarte. Pero de todo. Como si la culpa fuera del mundo que te invade en lugar de ser tú quien invade el mundo desde un punto caotizado. La reflexión del miedo te dará la razón. Ellos son los culpables. Esas miradas. Esas frases. Esas invasiones. Ellos. Mucho más fuertes que destellos. Mucho menos fuertes de lo que crees. Sólo tienen la fuerza que les das. Quizás sea porque te viene mejor otorgarles poder para ocultar tu miedo a intentar vivir distinto y no poder. Neuróticos de mierda todos. Qué sin sentido. Quizás no tenga que tenerlo. La realidad va muy rápida. Tanto que prácticamente no existe. Y sin realidad somos inexistentes. Quizás por eso nos empeñemos en crear una y la defendamos con excesiva energía y la luchemos  con fervor ególatra y miedoso. No tiene sentido. Sería muy obsceno creer tener razón en un mundo que en realidad es sueño y no existe. Qué endiosados. Tan endiosados como acojonados por no ser queridos y dejar de existir. Todos queremos un sitio en algún lugar. Aunque sea en el desierto. Un sitio para pasar el rato este de vivir, que ahora mismo se me antoja corto. No da casi tiempo a despertar. Como diría Chaplin, todos somos debutantes. Quién se cree saber más. Idiotas de felicidad no consciente. Brujos de felicidad inconsciente. Aquí. Ahora. Con la trascendencia de la nada del después. Enanos de mierda todos. Irreflexivos. ¿Cuánta gente se morirá sin haberle dado si quiera un suspiro de importancia a haber llegado a respirar? Cuanta irreflexión provoca cuántos conflictos…Cuánto conflicto personal no resuelto trasnformado en problema social, en crítica al prójimo. Mentiras a borbotones. Mentiras a montones. Porque la verdad es algo más que creer tener razón. La verdad es tan mentira como la realidad. Que juega a asomarse como si no temiera desgarrarse. De verdad. Necesitamos un consumo responsable de verdad y autosuficiencia. Una crítica inesperada y constructiva. Esta vez hacia dentro. Yo qué sé. No tiene sentido. Quizás no tenga que tenerlo. Pero honestidad. De la honesta. De la que se queda  uno sin tener que mostrar estar teniéndola. Honestidad a nuestra condición de humano. A nuestra finitud de finito. A nuestra actitud de despierto. Quizás así, empiece a tener sentido.