miércoles, 22 de febrero de 2012

NO ME GUSTA

No me gusta asustarme, ni desconfiarme. No me gusta perderme ni vomitarme. Tampoco me gusta marearme, ni ahogarme, ni disgustarme, ni sufrir. No me gusta mentirme, ni sonrojarme, ni envidiar, ni odiar. No me gusta temblar, ni vaguearme, ni aburrirme. No me gusta barrer, ni planchar, ni pasar la aspiradora. Tampoco me gusta nada limpiar los baños, ni subir las escaleras a pie, ni llegar con muchas bolsas cargada a casa. No me gusta que me piten en el coche, tampoco los oidos. No me gusta despedirme, ni atascarme. No me gusta no escuchar, no me gusta no hablar.
No me gusta gritar, ni que me griten. No me gusta pasar hambre. No me gusta emborracharme, ni pasar calor, ni hacer cola en el supermercado. No me gusta esperar y me cuesta esperarme. No me gusta temer y mucho menos temerme. Tampoco me gusta que no me gusten algunas cosas. No me gusta la burocracia, ni la apatía. No me gusta la muerte. No me gusta la suerte, ni los jerseys gordos. No me gustan las salas de embarque. No me gusta la licra. No me gusta impacientarme, ni las sorpresas ni la falsedad. No me gustan los engaños.
No me gusta... escribir sobre lo que no me gusta. Básicamente este texto no me gusta. No me gusta cómo ha quedado. No me gustaba haciéndolo y no creo que me guste nunca jamás. No me gustará volver a leerlo, ni publicarlo. No me gusta nada de nada, pero esto...
...también soy yo

miércoles, 15 de febrero de 2012

HAY QUE JODERSE

Hay que joderse con la reforma laboral, y con Garzón y con Moodys y con la Merkel y el Sarkozy. Hay que joderse con Siria, Iran, Estados Unidos. Con el Uranio. Hay que joderse con Arantxa Sanchez Vicario, y con los guiñoles, bueno, 'les guiñols'. Hay que joderse, y mucho, con los jugadores del Sevilla y su contradictorio eslogan, dando en consecuencia una patada en orgullo propio queriendo hundir el francés. Hay que joderse con el euro, y con el FMI y con las hipotecas incluso sin tener ya casa. Hay que joderse, por consiguiente, con los desahucios, y con ser antisistema por gritar que el sistema no funciona. Hay que joderse con Somalia, y Etiopía y con todos los demás (entendiendo todos los demás por demasiados). Hay que joderse con el comercio injusto y con las multinacionales. Hay que joderse con Gecia y con la recesión y los recortes. Hay que joderse con Urdangarín. Bueno, con este aún presuntamente. Hay que joderse con la pena de muerte y con el cierre de megaupload. Hay que joderse con que alguien consiga robar la libertad de pensamiento en alguien, e incluso la voluntad. Hay que joderse con Camps y con la manipulación. Hay que joderse con la desfachatez, con el hiperconsumo y con la ropa hecha en pequeños lugares de manos atadas. Hay que joderse con el exceso de envases y de duchas y de inconsciencia. Hay que joderse con los titulares y con la cantidad de cosas que hacemos mal mientras criticamos lo que mal vemos. Hay que joderse con tener que joderse. ¿Hay que joderse?

lunes, 13 de febrero de 2012

ASÍ EMPIEZA TODO

Paseaba, una vez más. Buscando el respirar, buscando el pensar y llegar a oirse. Paseaba como buscando calma, serenidad. Cada paso una respiración, cada paso un avance. Estaba a punto de llegar al peine del viento. Recordaba muchos momentos en aquel lugar. Recordaba haber estado alli un día de gran tormenta. Perfectamente tapada por el chubasquero y los pies recogidos en unas coloridas katiuskas que su madre había comprado un día de mercado en Amara. Tendría unos nueve años cuando aquella gigante ola rompió contra uno de los peines. A ella le pareció el espectáculo más precioso que jamás había visto y en aquel instante supo que aquel lugar sería especial para ella. El peine del viento llevaba más tiempo allí que ella en la Tierra. A ella se le hacía difícil pensar que la gente hubiera podido vivir hasta entonces sin ese lugar en sus vidas. Le parecía una maravilla de Chillida, una delicia nacida de las ideas de un genio. Ahora tenía veintinueve años y todo había cambiado, salvo el respeto con que cada vez se acercaba a aquel lugar. Era alta y esbelta. Tenía una melena rubia preciosa que dejaba suelta cuando salía del trabajo y que recogía elegantemente cuando entraba a la oficina. Trabajaba en un bufete de abogados de la Avenida de Madrid desde hacía algunos años. Aunque todo el mundo le auguraba un futuro prometedor como letrada, ella comenzaba a dudar de su elección y de encontrarse realmente en la vida que sentía necesitar. Dudaba del futuro que ya veía ante ella. Un futuro sonriente que la gente envidiaba y en el que ella veía una sonrisa socarrona que no traducía como felicidad. Y cada tarde, salía de la oficina y bien lloviera bien hiciera sol, bordeaba el Hotel Londres y tomaba el paseo de la Concha, en dirección al Peine del Viento. Era algo que se había convertido ya en un impulso vital que le impulsaba a respirar profundamente aquel peinado aire para poder seguir decidiendo en su vida.
Donosti era una ciudad pequeña, de unos ciento noventamil habitantes. Era una ciudad que vivía principalmente del comercio y del turismo. Los últimos años además, con festivales internacionales como el de cine o el de Jazz, había adquirido una  proyección internacional que había hecho de ella una ciudad que comenzaba a tener inquietudes, a abrir miras y a querer dejar entrar otros ojos y sus miradas. Los jóvenes de pronto se interesaban más por conocer otras culturas, otras ideas y otras formas de pensar. Por fin se empezaba a saborear la verdadera libertad.
Llegó, se sentó y dejó las piernas colgando del lado del mar. Tomó aire profundamente varias veces. Pero algo le cortó la respiración. Algo que a partir de ese momento, cambiaría su vida.


lunes, 6 de febrero de 2012

SINTETIZADOR DE IDEAS

- Desde la tristeza se sacan mejores conclusiones, sencillamente porque desde la alegría nadie se plantea nada

- Hay quien espera intensamente a ser querido

- Con la frase anterior nos he definido a todos

- ¿Qué ha de hacer uno cuando vive y define el amor como desamor?

- No se puede entender todo. No se debe intentar entender todo y desde luego no se debe jamás creer que se entiende todo, porque eso ocurrirá en detrimento de otro algo. Generalmente tú.

-Cuando uno está inseguro, ninguna idea parece suficiente para ser feliz

- A veces uno se pone triste sin aparente motivo ¿Lo bueno? Que puedes hacer como que no eres el responsable...

- He perdido mi humor. Si alguien lo ha visto que me llame. Tiene forma de oxígeno, lo necesito. Gracias

- La dejadez es síntoma de idiotez emocional

- Cuanto más injusta me parece que es la gente conmigo, menos razón me parece que tengo

- A veces me dan ganas de llorar con el cielo, y ponerme a llover

- Cuando se me derrite la emoción dejo de entender quien soy y todo se vuelve salsa

- Peor que que no te quieran es no quererte. ¿Tópico? Típico...

- Ir al cine solo es extremadamente gozoso entre semana y extremadamente bochornoso el fin de semana