lunes, 22 de agosto de 2011

CALLISTO

Llevo veinte años en vuestro planeta. Supongo que en realidad creí que completaría mi misión mucho antes. Calculé tardar en entenderos dos decitiempos y poco. Unos dos años, para entendernos. Y desde el primer momento que posé el pie en el planeta Tierra, ese que vosotros llamais Vuestro planeta Tierra, me sorprendió lo que veía. Yo vengo de Allá, un planeta que no está aquí, pero que queda cerca de la octaba luna de Júpiter. Por si alguna vez vais, en Callisto hay un bar muy mono con jarra de vía láctea a un pseudo. Lo que serían tres euros y pico. Pega bastante.
Pero a lo que vamos. Siempre me habéis sorprendido, porque cada vez que he intentado hablar con alguno de vosotros, humanos, la tónica dominante ha sido la falta de honestidad y el autoengaño. Que a mí, la verdad sea dicha, me resultáis muy graciosos en ese papel. Pero no sé hasta qué punto,os impide daros cuenta del por qué real de vuestro ''no entenderos''. He intentado estudiaros  desde las preguntas, sin demasiado fervor práctico. Los Allatanos somos muy de teorizar y poco de permitir sentir y practicar. Sin embargo, hace unos meses me crucé con uno de vosotros, que me miró. Me abrazó. Me entendió. Conectamos. Nos vimos durante algún tiempo, aprendí bien vuestro idioma y aprendí que por lo visto yo, al ser hembra, debía muchas veces decir lo contrario de lo que quería o en su defecto asegurar no querer nada de nada (esto, por supuesto aunque lo deseara todo de todo). Eso sí, nunca se me dió bien. Siempre he sido más de intentar entender las cosas como son. Sin parafernalias, sin tapujos. Al cabo de un maravilloso período de práctica de pronto, el sujeto X, llamado ''churri'' o ''cariño'' me dijo que estaba enamorado de otra hembra. Nada de excepcional habría tenido tal declaración, si al mismo tiempo no hubiera negado los evidentes meses anteriores. De entender, de mirar, de abrazar. de conectar. Dijo estar seguro de no considerarlos reales. Les otorgó la condición de ''creaciones de tu soñadora mente'' (y yo pensé: cobarde!)
En ese preciso momento, me ocurrió algo inesperado. A la altura de la quinta costilla del lado izquierdo de mi tórax, oí un crujido y sentí un dolor. Un dolor incapacitante, asfixiante y que me oprimía la tranquilidad. Alguien pasó y me aseguró que lo que sufría era desamor.
Y yo me pregunto: ¿Cómo puede ser que esa cobardía de aceptación de la realidad que lleva a la rotura de un corazón que sabe lo que vive ,os compense hasta el punto de llamarlo amor y buscarlo una y otra vez desesperadamente?. ¿Qué hay de tan bueno en la conexión previa que no quede totalmente anulado al negar lo ocurrido? ¿Cómo puede compensaros el amor? El dolor es inmenso e insoportable.

Estais mal de la cabeza, y supongo que yo...
...del corazón.


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