martes, 22 de diciembre de 2015

CUENTOS MÍNIMOS II

- Aquella poesía era tan tuerta, que las rimas sólo se asomaban a su puerta

- ¡Qué envidia! Yo también quiero ser blanco - dijo el color rojo

- Había una vez un clip tan revolucionario que en vez de sujetar folios, sirvió para abrir taquillas

- Se sentía tan sola que gritó con todas sus fuerzas llena de angustia. Los que le querían, se quedaron sordos al encontrarse tan cerca

- El día que dejemos de intentar parecer felices pereceremos felices - dijeron las familias en navidades

-  Quiso dejar de desearla pero ya era tarde, ella estaba de nuevo en su cama

- ¡Tengo mucha sed! - insistió el cactus

- ¡Vaya, otra ventana cojonera! - pensó la mosca intentando salir fuera

- Su sueño era dar la vuelta al mundo. No le quedaba nada de dinero. Giró el mapa, y lo consiguió

- Era tan ingenua, que ella en vez de caerse del burro, se compraba otro

- Llegaba tarde una vez más, nunca conseguía llegar el primero. Aquel segundo odiaba su destino

- Aquellas navidades, el mundo entero apagó de golpe las luces de navidad. Se ahorraron tantas cosas...

- Supuestamente, yo no tendría que estar aquí - dijo la duda en plena certeza

- Dentro del cerebro no consigo ver nada - dijo el cirujano mientras operaba. Pues anda que fuera...- pensó la enfermera que lo amaba

- Se enamoró  sin entender una palabra. Ella se lo explicó todo con peros y pañales

- Era tan rebelde, que ella cuando confiaba, en vez de bajar la guardia, se la tiraba

- Era muy cabezona. A aquella nariz se le metió entre narina y narina estornudar, y lo hizo

- Aquél dictador llevaba la voz cantante. Lo que nadie entendía era a dónde




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