martes, 26 de julio de 2016

SI // NO

No. Como primera palabra que nace como recurso al sí que no podemos tolerar. Si. Como primera palabra que nace al afinamiento de personalidad que somos incapaces de establecer con un no. No, con un si detrás. Si, con un no detrás. Quizás cada uno tenga la culpa del otro. Quizás sean culpables solo de ellos mismos. Que no digo que no tengan que tener lugar. Digo, tan sólo, que el lugar que ocupan el si y el no es complicado.  Y lo es, porque a veces los guía la razón y otras el remordimiento. A veces brincan desde el temor y otras desde el atrevimiento. Sí es tan verdad como no siempre que no quieras admitir algo. Pero lo que es peor: no también es tan verdad como sí siempre que no quieras admitir algo. Qué extraño y complicado entenderse en medio de tanta verdad a medias. Tanta dualidad emocional y racional. Tanto diccionario y palabras mal usadas. Quien pretenda entenderse que eche primero un vistazo a algo tan sencillo como un si o un no. Qué complejo mundo albergan. Qué retorcidos sentimientos entremezclan. Que uno se pone a mirar y en algo tan pequeño nace toda una identidad. De querer ser, de conseguir ser sin importar la edad. De ser querido, de no tolerar serlo. Quizás por la fuerza de los noes anteriores. Quizás por darle demasiado si a los rencores. Que el drama ocupa un escalón cada vez que te haces el loco colocando el no en el si y a la inversa. Que temer es de cobardes si las palabras están mal puestas. Que vivir es estar muriendo si las emociones te llevas a cuestas.  Que sí, que seguro que sois conscientes de usar sin remordimientos el si y el no en vuestras vidas. De manera ágil, libre alegre...y superviviente. Que felicidades si los usais con certeza. Que no, que no tiene por qué tener sentido esta duda en dos palabras. Que felicidades si de repente os dais cuenta Si, ya me callo. No, no para siempre. ¿Sí? ¿No? A saber...

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