viernes, 17 de abril de 2020

REFRANERO INVERTIDO

Vivimos un momento invertido. Un momento en donde al pan se le llama vino y al vino se le llama pan y la chita no se calla en el hemiciclo y todo ello queda impune y da igual. Un momento en el que incluso sin darlas, hay que tomarlas. Es lo que toca: a vivir que son quince días (más). Donde las cosas están claras y los políticos espesos. Un momento sentimental donde los ojos que no ven, inevitablemente sienten y donde los amores van a tener que ser a tercera vista . Donde, incluso despidiéndose, hay mucha oveja sin su pareja. Un momento comunicativo donde al buen entendedor le hacen falta muchas más palabras y donde estamos obligados a intentar encontrar la cabeza mientras cada librillo encuentra su maestrillo. Un momento heróico donde lo que se echa por la ventana son aplausos, donde necesitamos que a la primera vaya la vencida. Donde cuidando es lo gerundio. Donde no colaborando es lo homicida. Donde no hay que colgarse medallas sino mascarillas para poder cortar pronto por lo insano. Un momento donde las ayudas deben caer en saco remendado y donde hacerle la cama a alguien significa cuidarle. Es un momento invertido, de invertir. Donde las cosas no son de recibo porque éstos no se pueden ni hacer, donde los humanos tiran a los montes porque las verdades tan grandes como una casa se nos quedan pequeñas o errantes. Donde no arrimar el hombro es trabajar. Cada uno en su casa y la incertidumbre en la de todos. Un momento harinado donde nadie está más bueno que el pan que con gusto hacemos. Donde todos los hornos están para bollos y donde las marmotas tienen el día de los humanos. Uno tras otro. Donde uno es compañía y dos son multitud. Un momento invertido en el que estamos para que nos desencierren. Donde subirse por las paredes es pasear. Donde estamos enfermos de espanto. El que no quiere es porque no se consuela. Donde el hombre precavido vale por 3,2 menos contagiados. Donde manta sí, pero carretera poca y donde pasarse tres pueblos sería viajar y estar como loca. Vivimos un momento caldoso en donde el tiempo se encuentra. Donde puede que ocurra que algún día a rey muerto no haya rey puesto. Donde las picas se ponen en los hospitales y en las residencias de ancianos. Un momento separador en el que tenemos la lágrima difícil y atadas las manos. Y es que nos la jugamos todo a muchas cartas. Un momento ocioso donde se cantan las cuarenta por las ventanas. Un momento desastroso donde hay a quien se le debería de caer el perro de vergüenza. Donde hasta Vicente tiene prohibido ir a donde va la gente. Un momento de empuje donde es el trabajo duro lo que mueve montañas y donde lo que no puede ser, no puede ser, pero será posible. Porque vivimos un momento de refranero invertido donde hay uno que no debe cambia: la unión hace la fuerza

No hay comentarios:

Publicar un comentario