miércoles, 9 de marzo de 2011

REFLEXIONES DE UNA PIEDRA

Soy una piedra, sin más. Una piedra normalita. No tengo especial característica en mi forma, no soy perfectamente redonda ni preciosamente imperfecta. Tampoco en mi color. Soy de un gris típico de las piedras. Ni demasiado claro ni demasiado oscuro. No te serviría para lanzarme a ras del agua y conseguir tres perfectos saltos antes de hundirme. Tampoco para caer y llegar al fondo del agua tras un sonoro ¡bloop!, porque tampoco peso tanto. Podrías sostenerme en tu mano, dandome vueltas, pero tu cabeza estaría bien lejos de mí. No creo que sea una piedra aburrida. Desde luego, para ser una piedra, tengo mis momentos divertidos, e incluso he oido a otras piedras comentar que yo tenía gracia.
Soy una piedra, sin más. De esas que te cruzas en tu vida y a la que nunca le has prestado atención. Eso sí, llevo aquí, en el mundo más tiempo que tú y seguramente seguiré cuando tú ya te hayas ido. He visto mucho. Y he visto mucho mayormente porque he observado mucho, al contrario que tú, que vives ''entimismado''. Es lógico la verdad, duras tan poco tiempo en la tierra que la mejor manera de evitar saberlo es pensar todo lo contrario y creer que te mereces ser eterno.
Qué pena de eslavón. El eslavón que se creyó cadena

Me he tragado cuarto y mitad de historia. Pasé la prehistoria sin pena ni gloria. Ya ves, ¡la Edad de piedra y yo no hice nada! Estuve a punto de convertirme en herramienta cuando un señor homo hábilis me miró, pero  mi prima la de Cuenca, que siempre había despuntado en la familia, le resultó más útil para abrir un coco. Y ahí me quedé, viendo como ese señor moría y el siguiente se erguía. Y claro, entonces empezaron a mirar hacia el cielo y dejaron de mirar al suelo y desde luego a las piedras pequeñas. Tengo una amiga que dice que tiene una amiga cuya prima es hermana de la novia de un menhir de los de Stonhenge. Toda una oda a mirar al cielo e intentar entenderlo.
Y a partir de ahí, el resto es historia. Ha llovido, ha nevado, ha hecho viento, he rodado, me he quedado estancada....y eso me ha dejado cicatrices. A ellas tú les llamas erosión, yo les llamo vida. Mi vida.

Y en todo ese tiempo, he visto homo habilis, homo erectus, Neandertales y hasta gente. Y te aseguro que la diferencia es abismal entre aquel que ni se planteaba el estar vivo mañana con aquel que no puede concebir el no estarlo.

Quizás algún día te sientes a mi lado, me cojas y me des vueltas mientras tu cabeza está lejos de mí. Otros ya lo han hecho, no me voy a ofender. Sólo te digo que si tuvieras la suerte de traer tu cabeza cerca de mi, allí donde estaba no te parecerá tan importante

Pero quién soy yo, sólo una piedra que se creyó eslavón.



P.D:  ¿cómo que menos da una piedra?

1 comentario:

  1. No he podido no empezar a leer. Me ha encantado!!!!
    Quiero ser una piedra!!!
    Besos

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