miércoles, 28 de enero de 2015

LA CUENTA ATRÁS


Noventa y nueves veces tuve el impulso de matar a las noventa personas que me habían herido en mi corta vida. Ochenta pensamientos se acercaron a intentar silenciar lo que setenta emociones gritaban con fuerza. Pero ni sesenta soldados a caballo ni cincuenta agentes secretos habrían conseguido parar lo que cuarenta sinapsis asesinas buscaban aliviar en los siguientes treinta segundos de aquel soleado día. Y es que veinte eran los años que yo tenía, cuando con la fuerza de diez bueyes, tomé aquél puñal forjado en venganza y en un segundo, te lo clavé.

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