martes, 2 de diciembre de 2014

MENUDO CUADRO

Me llamo Jesús, y tengo 58 años. Me mareo. Pero no pasa nada, sólo todo. Y tampoco parece tanto sentado en el sillón, con una cerveza en la mano y la mirada perdida en el cuadro más feo que jamás dibujé. Desde luego era mejor en mi cabeza que lo que hizo aquel pincel. Por alguna razón, pensé que quizás el impulso era ser artista y no llegué ni a bromista. Pero ahora el problema es todo. Porque de pronto ya mi todo se ha convertido en nada y el futuro es otra cosa que ni siquiera estoy seguro de que esté después de ahora. Mi corazón empieza a estar algo mayor y cansado, o eso dicen los médicos. Pero bebo cerveza, total, un sorbo más...como mucho me ayuda a estar en después y que importe menos el cómo ha llegado. Pensé en girar mi vida, tanto que la giré 360 º y me quedé como estaba pero mareado. Girar mi vida, ¡Qué osadía! Mareado y frustado. Me tropecé en cuanto me puse a andar. Claro, un pie iba hacia delante y el otro hacia atrás, debí haberme dado cuenta de que no funcionaría. Pero si algo soy, es testarudo. Y no cualquier testarudo, soy profesional.  Profesional de tozudeces de mi cabeza, esa que tanto me miente. Esa que me hizo andar para quedarme quieto.
Todo me parece errático, influyente, trascendental. Y me lo parece porque nada es importante y eso es estúpido y contradictorio. Pero es así. Porque empezé a pensar, luego empecé a andar, luego giré para quedarme donde estaba y todo fue vital. Tanto, que ya no importa nada, sólo otro sorbo, a ver a dónde me lleva. Sentado en el sofá, mirando ese cuadro que pinté. Que tampoco está tan mal. Es feo, si lo miras desde la intención de que lo sea. Pero tiene su punto. Bueno mi punto, el que le di cuando osé abrirme. No pasa nada, sólo todo. Sentado en el sofá, con la mirada perdida en mi pensamiento de estupor ante la duda y el ahogo. Tampoco es que me falte mucho aire, pero me sorprendo necesitando respirar más. Todo me parece idiota, hasta tal punto, que me cuesta seguir. Ahora, todo es nada y eso me deja raro. Bebiendo otro sorbo de cerveza. Porque la vida quizás no sea otra cosa que sorbos extraños, sentado en un sofá con la mirada perdida, y el fútbol de fondo.
Todo me parece irrelevante. Tanto que sé que es importante, pero sólo durante unos segundos, esos que durará mi vida. Porque luego queda la nada. La nada de un montón de todos. Sentado en mi sofá, con la mirada en ese cuadro, el único que pinté, el que más me gusta. Es mi mejor obra, si olvidamos por supuesto, que también es la peor. Es el amago de cambio más atrevido que tuve desde que decidí moverme para quedarme como estaba. Total, ¿a dónde pretendía llegar?.  Todo es ya punto y final, con lo que me gustan los puntos suspensivos... Aún estoy algo mareado. Y me recupero, me centro. Bebo otro trago. Al fin y al cabo no puede cambiarse tanto sin moverse.
Todo me parece inquietante. Me pregunto si la gente pensará en estar viviendo. Tomarán conciencia de ese lapso de tiempo llamado vida en el que uno es. Pienso en ello, sentado en el sofá, con la mirada perdida.
Menudo cuadro más bonito pinté, quizás aún haya esperanzas. Menudo impulso más precioso. ¿Y si la felicidad ya estuviera siendo?
Me llamo Jesús, tengo 58 años, y acabo de despertar. Menudo cuadro



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