Me llamo Jesús, y tengo 58 años. Me mareo. Pero no pasa nada, sólo todo. Y tampoco parece tanto sentado
en el sillón, con una cerveza en la mano y la mirada perdida en el
cuadro más feo que jamás dibujé. Desde luego era mejor en mi cabeza que
lo que hizo aquel pincel.
Por alguna razón, pensé que quizás el impulso era ser artista y no
llegué ni a bromista. Pero ahora el problema es todo. Porque de pronto
ya mi todo se ha convertido en nada y el futuro es otra cosa que ni
siquiera estoy seguro de que esté después de ahora. Mi corazón empieza a estar algo mayor y cansado, o eso dicen los médicos. Pero bebo cerveza,
total, un sorbo más...como mucho me ayuda a estar en después y que
importe menos el cómo ha llegado. Pensé en girar mi vida, tanto que la
giré 360 º y me quedé como estaba pero mareado. Girar mi vida, ¡Qué osadía! Mareado y frustado. Me
tropecé en cuanto me puse a andar. Claro, un pie iba hacia delante y el
otro hacia atrás, debí haberme dado cuenta de que no funcionaría. Pero
si algo soy, es testarudo. Y no cualquier testarudo, soy profesional. Profesional de tozudeces de mi
cabeza, esa que tanto me miente. Esa que me hizo andar para quedarme
quieto.
Todo me parece errático,
influyente, trascendental. Y me lo parece porque nada es importante y
eso es estúpido y contradictorio. Pero es así. Porque empezé a pensar,
luego empecé a andar, luego giré para quedarme donde estaba y todo fue
vital. Tanto, que ya no importa nada, sólo otro sorbo, a ver a dónde me
lleva. Sentado en el sofá, mirando ese cuadro que pinté. Que tampoco
está tan mal. Es feo, si lo miras desde la intención de que lo sea. Pero
tiene su punto. Bueno mi punto, el que le di cuando osé abrirme. No pasa nada, sólo todo.
Sentado en el sofá, con la mirada perdida en mi pensamiento de estupor
ante la duda y el ahogo. Tampoco es que me falte mucho aire, pero me
sorprendo necesitando respirar más. Todo me parece idiota, hasta tal
punto, que me cuesta seguir. Ahora, todo es nada y eso me deja
raro. Bebiendo otro sorbo de cerveza. Porque la vida quizás no sea otra
cosa que sorbos extraños, sentado en un sofá con la mirada perdida, y el fútbol de fondo.
Todo
me parece irrelevante. Tanto que sé que es importante, pero sólo
durante unos segundos, esos que durará mi vida. Porque luego queda la
nada. La nada de un montón de todos. Sentado en mi sofá, con la mirada
en ese cuadro, el único que pinté, el que más me gusta. Es mi mejor
obra, si olvidamos por supuesto, que también es la peor. Es el amago de
cambio más atrevido que tuve desde que decidí moverme para quedarme como
estaba. Total, ¿a dónde pretendía llegar?. Todo es ya punto y final, con lo que me gustan los puntos
suspensivos... Aún estoy algo mareado. Y me recupero, me centro. Bebo otro
trago. Al fin y al cabo no puede cambiarse tanto sin moverse.
Todo
me parece inquietante. Me pregunto si la gente pensará en estar
viviendo. Tomarán conciencia de ese lapso de tiempo llamado vida en el
que uno es. Pienso en ello, sentado en el sofá, con la mirada perdida.
Menudo cuadro más bonito pinté, quizás aún haya esperanzas. Menudo impulso más precioso. ¿Y si la felicidad ya estuviera siendo?
Me llamo Jesús, tengo 58 años, y acabo de despertar. Menudo cuadro
Me llamo Jesús, tengo 58 años, y acabo de despertar. Menudo cuadro
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