- Subió la mirada tímidamente mientras el hombre de su
vida le miraba por primera vez. En aquel momento, ninguno de los dos pensó que
la relación se volvería real, y sólo por eso, se enamoraron
- Su amor fue tan revolucionario que el Che les vio pasar
y sintió envidia
- Había una vez un certificado de nacimiento que lo único
que hacía era dar fe de algo tan poco burocrático como haber nacido
- Amor, esa es la clave, dijo el informático que jamás
había tenido pareja. Y en cuanto la introdujo, todos sus sistemas se volvieron
operativos
- El hombre del sombrero se les acercó y les contó un
secreto tan dramático que nadie consiguió comprender cuánto había de secreto y
cuánto de confesión
- ¿Y si fue concebida con pecado? Le dijo asustada la
paloma al espíritu santo mientras ambas, hechas una, miraban fijamente al cura
que, convencido, absolvía a aquella vecina adúltera
- Pretendo llegar al fondo de todo esto- dijo el agricultor escudriñando el oscuro
pozo
- El niño, ambicioso, corrió a comprar otro sobre con
cromos. Sólo le faltaba el infinito para terminar con la colección de opiniones
del mundo
- De todas las terapias del mundo, la única que consiguió
alejarle mínimamente del sufrimiento fue la que menos pinta tenía de ello
- ¡No aguanto a este hombre! - pensó la pata del banco
aquél soleado domingo en el parque al que a él le gustaba ir a leer
- Y dando fe de que lo que ocurría ante él era cierto, el
notario se planteó si existían los universos paralelos en aquel espacio tiempo
- Y mirándole fijamente le preguntaron: ¿Está seguro de
lo que está diciendo? – Seguro, seguro
-contestó el candado
- Abstracto, el pensamiento decidió acabar con su vida, y
mientras ataba la soga a su cuello, la palabra amor se acercó a arroparle
- Metió la llave con cautela en la cerradura. La giró suavemente en el bombín y, sorprendido, empujó la puerta consiguiendo abrirla unos pocos centímetros sin que saltara la alarma. Era tarde y los dueños volverían pronto. Nada le hizo sospechar a aquél ladrón con alzheimer que estaba llegando a casa.
- Alborotados, se desperdigaron por la sala mareando a todos los asistentes. Eran unos microcuentos muy juguetones
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